lunes, 1 de marzo de 2010

False friends.



A veces dos cosas van de la mano, como si fueran una justa consecuencia una de otra, una asociación necesaria. Pero, en ocasiones, se confunden tanto que uno no puede distinguirlas. ¿Cómo han llegado hasta aquí? Falsos amigos.


Como la imagen de un atardecer y una molécula.


Se ha publicado un estudio poblacional (y muchos comentarios ad hoc) donde se demuestra una asociación directa entre la mortalidad por cáncer de mama y el tiempo de asociación de uso de tamoxifeno con el simultáneo de paroxetina.

Ya hace un tiempo se viene anunciando en distintos foros la necesidad de utilizar antidepresivos que no inhiban la isoenzima 2D6 del citocromo P450 (CYP2D6 en su acrónimo inglés) en pacientes bajo tratamiento con tamoxifeno. Incluso se ha publicado la necesidad de identificar las pacientes con deficiencias genéticas en CYP2D6 (teóricas pobres metabolizadoras del tamoxifeno a sus metabolitos activos) para seleccionar otros tratamientos hormonales en ellas. Aquí los detalles.


SSRI y Mortalidad por ca mama



El caso es que cáncer y depresión son una pareja relativamente frecuente: se estima que la tasa de depresión en pacientes con cáncer de mama puede rondar un 25-30%. Si además tenemos en cuenta lo dados que somos a utilizar estos populares fármacos (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina / iSRS), la posibilidad de conseguir una interacción adversa, a largo plazo y casi invisible, no es baja. De hecho, también se recomiendan estos fármacos para tratar los síntomas vasomotores (los “sofocos”) frecuentes con este tratamiento y en muchas de estas mujeres (postmenopáusicas).


Siempre me ha llamado la atención que las mujeres suelen enfrentar el diagnóstico y el tratamiento inicial (cirugía, radio y quimioterapia) del cáncer de mama con una entereza, como poco, admirable. (Sí, al menos en la consulta formal, claro… que a veces a uno le cuesta abrir suficientemente determinadas puertas). Pero el caso es que pocas, muy pocas mujeres, entran en un diagnóstico de depresión y precisan tratamiento en esa fase. Algún ansiolítico en algún momento puntual… y poco más. En cambio, cuando el tratamiento oncológico más intenso ha terminado y la paciente entra en los primeros cinco años del seguimiento, no es ya tan infrecuente que en las sucesivas revisiones se aprecien síntomas de depresión o un tratamiento formal, generalmente farmacológico, de ese diagnóstico.

Así que, a la luz de estas nuevas evidencias (aunque en la ficha de Vademécum ya aparece ahí en un rinconcito “Reduce eficacia de: tamoxifeno”) se recomienda evitar paroxetina y fluoxetina (aunque sobre esta última no hay evidencias directas, se le suponen por utilizar la misma vía metabólica) y, en su caso, considerar fármacos con un bajo potencial para inhibir la CYP2D6 tales como citalopram o venlafaxina.

Ya sabéis: avoid false friends. O eso que tienen en común el citocromo P450 y los atardeceres.

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